Todos tenemos algún familiar o amigo que siempre tiene que hacer comentarios sobre tu peso u opinar sobre lo que estás comiendo.
«Parece que has subido algo de peso…»
«Estarías más guapa si perdieras peso»
«¿En serio te vas a comer esas patatas?
«A ti te doy un trocito más pequeño»
¿Te suenan familiares?. Son comentarios a veces maliciosos, otras no, pero que pueden convertirse en conversaciones que nos incomodan y nos hieren. Especialmente si tenemos una relación complicada con la comida, con nuestro cuerpo. Este tipo de comentarios se graban en la memoria y suelen resurgir en esos momentos que nos sentimos de bajón, en ese día que no te ves bien… ¡qué oportuno!
A continuación te dejo algunos tips para que puedas lidiar con este tipo de comentarios y así puedas disfrutar mejor de las Navidades.
1- Se consciente de que va a pasar, para no decepcionarte cuando pase
No podemos controlar lo que hacen o dicen otras personas, pero si nos anticipamos podremos gestionar nuestra respuesta de una forma mucho más adecuada. En vez de sorprendernos, enfadarnos y quedarnos paralizados, podemos contestar:
«Eso es inapropiado»
«No es de tu incumbencia»
«El 2020 ha debido de ser aburrido si de lo único que quieres hablar es del peso»
«Podríamos todos observar más de cerca lo que estamos comiendo»
«Tu comentario acerca de mi cuerpo o mi peso, no me ayuda a que sea más saludable. De hecho hace todo lo contrario. Por favor no sigas»
Memoriza un par que vayan contigo o crea tu propio lema.
2- Seguro que se trata de ti, pero no realmente
Los comentarios sarcásticos sobre tu peso o tu cuerpo te llegan como si fuesen una patada en el estómago, y duelen.
Pero cuando te lo dicen porque quieren «ayudarte», «lo dicen por tu bien», en realidad lo que están haciendo es desvelar lo que sienten y piensan sobre sus propios cuerpos. Están hablando de sus propios complejos corporales que proyectan en tu cuerpo. No tiene nada que ver contigo.
3- Habla de sentimientos, no del cuerpo
Tu hermana ha perdido 10 kg, y no para de contar cómo lo ha hecho y, aunque quieres felicitarla, no quieres involucrarte en una conversación sobre cuerpos.
La cosa es que no puedes elogiar el «nuevo» cuerpo de nadie, sin dar a entender que el de antes estaba mal o tenía un problema. Por lo que estás en todo el derecho de no quererte meter en esas conversaciones complicadas.
Lo que podrías hacer es, en vez de hablar del cuerpo, hablar de sentimientos. Podrías decir algo como:
«Estoy encantada de que estés tan feliz» o, «Estoy feliz de que te sientas llena de energía».
4- Informa a tu pareja o compañeros
Un problema compartido es un problema dividido. De camino a casa o durante una pausa para ir al baño, recibe apoyo moral de esa persona con la que tienes mayor feeling, o con un amigo que te enciende. Puedes llamarle o neviarle un mensaje, para así evitar internalizar esos comentarios que no queremos memorizar para el futuro.
5- Busca tu propia aprobación, no la de otros
Es más fácil decirlo que hacerlo. Lo sé.
Pero llega un momento en el que tienes que reconocer quién eres y negarte a ser víctima de la insensibilidad o el juicio de alguien. Para mí, eso significa aceptar que, a menos que esté dispuesta a vivir una vida que no puedo imaginar (es decir, una sin pasteles), nunca seré modelo.
Y no importa cuántas sentadillas haga, tendré cartucheras, y no pasa nada, está bien, incluso si tu cuñado, tu tía o tu madre no se lo creen.