Si has leído la página sobre mi, conoces mi pasado con los atracones…
Por lo que a continuación, quería darte algo de inspiración y esperanza sobre qué hacer si te has dado cuenta de que has tenido un atracón, y te sientes mal por ello y no sabes dónde acudir.
Estas son cosas que desearía haber sabido en su momento:
«Si vas pasando por una tormenta, sigue caminando» – Winston Churchill.
1. En primer lugar, perdónate a ti misma
Esto es lo más importante que puedo transmitirte. Es una gran lección para todo lo que hacemos en nuestras vidas de las que tal vez no estamos tan orgullosas, pero el atracón puede ser especialmente vergonzoso.
Pasé muchos años avergonzada, manteniéndolo en secreto, castigándome a mí misma, y esto solo me hizo que romper el ciclo fuese mucho más difícil. No eres una persona mala, aún eres fuerte y puedes cambiar esto.
- Perdónate a ti misma.
- Habla contigo misma en el espejo.
- Escucha música que te haga feliz.
- Mira tu película favorita.
Deléitate con olores deliciosos como la lavanda o la canela. No eres mala porque te diste un atracón, dilo en voz alta si es necesario. Es solo algo que sucedió. Perdónate a ti misma.
Cuando reconoces y aceptas el perdón, rompes el ciclo del autocastigo y de verte como la mala. Te tratas con amabilidad, cuando hagas esto, serás mucho más propensa a salir de ese bucle, a hacer cosas que te hagan sentir mejor y encontrar una manera de amarte a pesar del atracón.
No estas sola. Me llevó mucho tiempo verlo, pero sabes que no estás sola y perdónate a ti misma por todo.
Un día, mirarás hacia atrás y verás cómo de fuerte eres, y cómo has contribuido a tu crecimiento.
2. Sabes que puedes superar esto y salir del tunel.
Cuando te has dado un atracón, es casi como una experiencia extra-corpórea. Estás tan hundida en tus sentimientos, que no puedes parar y no te importa nada más.
A menudo me encontraba tan fuera de control, que no quería volver a encontrar el control, porque era demasiado doloroso aceptar la realidad de las circunstancias.
A menudo pensaba que como ya había llegado tan lejos, ya me había comido medio paquete de galletas, ¿por qué detenerme ahora? ¿por qué no terminármelo entero? Sentía que había arruinado todo el día, toda la semana, que no tenía sentido levantarme de la cama al día siguiente, así que cancelaba todos mis planes con mis amigos, y volvía a comérmelo todo.
Lo que me hubiera gustado saber en esos momentos, es que un atracón no te va a engordar.
Puedes perdonarte a ti misma por lo que comiste, y despertarte al día siguiente, continuando con el camino que llevabas.
Tal vez tuviste una muy buena relación con la comida toda la semana, o hiciste ejercicio todos los días, o pudiste salir con amigos y no te obsesionaste con lo que ibas a comer. ¡Esos son grandes logros!
No te castigues ni tires la toalla, porque crees que te has «salido del camino». Realmente no hay tal cosa. Simplemente comienza el día siguiente, a los minutos siguientes, con tus hábitos habituales y continúa desde allí. O tal vez no puedas. Tal vez necesites algunos días más para seguir adelante, y eso también está bien. Sigue adelante. Saldrás por del tunel, del círculo vicioso..
- Perdónate y comienza el día siguiente desde un lugar lleno de amor.
- No te mires en el espejo ni te digas que eres gordo y feo. Ámate a ti mismo, a pesar de todo.
- Al día siguiente haz algo al día que te haga sentir normal, feliz, productivo, bonito, digno, te haga reír, te rete, lo que sea necesario. Sal de la casa. Ponte guapa, viste tus mejores galas… Es lo último que querrás hacer, lo sé, pero esto te ayudará a romper el ciclo. A veces tenemos que fingirlo hasta que lo sintamos.
A menudo, después de un atracón, si me levantaba al día siguiente y hacía algo tan simple como hablar con alguien que amaba por teléfono, o hacía algo en de mi lista de tareas pendientes, me sentía mejor, me hacía recuperar algo de positividad y avanzar, y eso es lo mejor que puedes hacer.
3. Rompe el círculo: No te restrinjas al día siguiente
El día después de un atracón, solía restringir los alimentos que podía comer, era una especie de compensación, un día me desbordo, al día siguiente no comía casi nada, privando por completo a mi cuerpo del alimento que tan desesperadamente deseaba.
Me sentía mal, no estaba escuchando a mi cuerpo, pero mi mente me decía que había sido «mala» por darme los atracones y esto era lo que tenía que hacer. Pensaba que así estaba arreglando las cosas. Estoy aquí para decirte que nuestros cuerpos no funcionan así. De hecho, necesitaba desesperadamente comer más y alimentarme.
Debido a seguir una restricción tan drástica … solo sería capaz de aguantar durante cierto tiempo, y volvería a darme un atracón. Este es el clásico círculo vicioso de atracón-culpa-restricción.
Mi cuerpo estaba tan confundido, tan desequilibrado, agotado, y mis emociones y hormonas estaban tan fuera de sintonía, realmente no había forma de romper el círculo fácilmente.
Morirme de hambre no era la solución.
Mi cuerpo gritaba por alimento, por comer cuando tenía hambre, por mostrarle amor, respeto, consideración. No estaba haciendo ninguna de esas cosas, y no es de extrañar que haya seguido un patrón del que no supe cómo salir durante demasiados años.
Así que no importa qué, no importa lo que tengas que hacer, recuerda que una noche de atracones no puede hacerte engordar, puedes romper el círculo al día siguiente sin morirte de hambre.
Bajo ninguna circunstancia sientas la necesidad, ni te presiones para restringirte al día siguiente. Será mucho más difícil romper el círculo, y simplemente no te lo mereces.
Encuentra el perdón, trátate con amor y amabilidad, y mira las cosas tal y como pasan en el momento y sigue avanzando.
No te dejes llevar por contar las calorías que acaba de consumir. Encuentra apoyo en otras personas si puedes, haz algo que te haga sentir bien contigo mismo, duerme bien, bebe mucha agua y despiértate con la intención de seguir amándote a ti misma, perdonarte y seguir adelante.
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