Cómo saber cual es el tamaño correcto de tu porción

¿Te has preguntado alguna vez si te sirves la cantidad correcta de comida?

Es algo sobre el que parece todo el mundo quiere opinar y que causa mucha controversia. Si te pones «poca» comida, que si estás haciendo dieta, y si te pones «mucha» que si ojo o engordarás.

¿Cuánto deberías comer? ¿Debería seguir los tamaños sugeridos por los libros de nutrición? ¿Cómo se si necesito o no necesito más que una persona promedio?

Estas son algunas de las preguntas que suelen repetirse en consulta con frecuencia.

Para que los nutrientes que ingerimos puedan hacer su trabajo y nutrir nuestro cuerpo de forma apropiada, necesitamos asegurarnos que consumimos las cantidades correctas de comida.

Si comemos menos o no lo suficiente de ciertos alimentos, es muy probable que nos falten nutrientes esenciales y podamos experimentar fatiga, pérdida muscular, caída del cabello, debilidad de uñas o irritabilidad.

Por otro lado, si de forma consistente comemos en exceso, esto hará que tu cuerpo no se sienta en su optimo estado, pudiendo causar diversos síntomas como ganancia de peso, colesterol, niveles altos de azúcar…

Así que a continuación vamos a descubrir lo que necesitas saber sobre el tamaño de las porciones, para que así te asegures de que nutres tu cuerpo de la forma adecuada y pueda funcionar de forma óptima y prevenir enfermedades crónicas o complicaciones de salud.

Porciones vs Raciones

Independientemente de la cantidad que comas, hay dos términos que solemos confundir y son el de porción-ración. Los usamos como si fuesen sinónimos, los intercambiamos, interpretamos mal, pero no te preocupes que ahora vamos a aclarar bien, a qué se refiere cada uno.

Las raciones son una cantidad standard fija de comida. Son específicas, estandarizadas y medibles y las asigna la FDA basándose en guías generales recomendadas para lo que una persona promedio come. En las etiquetas nutricionales de los paquetes de alimentos la encontraremos expresada en nutriente por 100g de alimento.

Las porciones son individuales, y es la cantidad que tu eliges comer. No están establecidas, ni hay un tamaño estandar.Cuando eliges comer un alimento, la cantidad física que eliges, que pones en tu plato es la porción.

Al leer una etiqueta nutricional, muchas veces nos fijamos en el valor nutricional sin fijarnos si es por ración o es por porción, y sin fijarnos en los tamaños reales de las raciones. Por ejemplo, en una bolsa de patatas te indican los valores nutricionales de una ración de 30g, y puedes pensar, uy que poco, pero tu raramente te comes solo 30g de patatas fritas…

Erroes más comunes que cometemos

1- Intentar siempre comer el tamaño de la porción exacto

Cuando queremos cambiar nuestra alimentación muchas veces nos centramos demasiado en el número, en comer la cantidad exacta, los gramos exactos, pero en realidad no es necesario. Si siempre vas en busca del tamaño exacto midiendo cada gramo de cada cosa, al final lo único que conseguirás será una dieta rígida y poco flexible.

Es importante que dejes a un lado la perfección y que seas competente con el tamaño de tus porciones y no te estreses con ello.

2- Piensa que los tamaños de las raciones se deben aplicar a todo el mundo

Cada paquete de comida que compras tiene una etiqueta nutricional en la que se predetermina el tamaño de la ración.

Estas raciones están calculadas en base al adulto promedio, asumiendo que consume una dieta de 2.000 calorías. En realidad, no todos encajamos en ese molde. Algunas personas necesitan porciones más grandes, mientras que otras necesitan menos.

Estas raciones son una buena forma de comenzar, pero no necesariamente debería dictaminar todas tus raciones. Nadie mejor que tu puede saber qué cantidad de comida necesita en cada momento. Dependiendo de tu particular situación, tus metas u objetivos, e incluso del día, esas cantidades pueden variar.

3- Ignorar tus señales de hambre y saciedad

Algunas veces puede ser difícil confiar en ti, especialmente cuando tienes un historial de años siguiendo dietas. En estos casos es normal desconfiar de tus señales de hambre y saciedad.

¿Tengo hambre de más o simplemente la quiero? ¿Cómo se si estoy lleno?

Nuestras señales de hambre y saciedad son señales que el cuerpo tiene para decirnos que necesita más energía o que ya tiene suficiente. Cuando no estamos conectados con estas señales puede ser fácil comer de más o comer de menos porque estamos siguiente en su lugar unas guías estrictas en cuanto a raciones.

4- Siempre comes la misma cantidad

Comemos para nutrir y dar combustible a nuestros cuerpos. Algunos días necesitamos menos energía que otros. Por ejemplo, si un día estás muy activo, sales a caminar por la montaña, necesitarás más porciones más grandes que si estás todo el día viendo la televisión.

Recuerda que siempre tienes que tener en cuenta tus objetivos y tus metas.

¿Por qué comer la porción adecuada es importante?

  1. Te ayuda a estar correctamente nutrida.
  2. Te ayuda a sentirte llena, satisfecha y energizada
  3. No hay ningún alimento prohibido

5 pasos para encontrar el tamaño correcto de tus comidas

El tamaño de las porciones es algo individual de cada uno en cada momento. Tu cena de ayer puede ser un poco más pequeña que tu cena de hoy, y no pasa nada, es totalmente normal.

Antes de meternos con el tamaño de las porciones, hay que hablar de la alimentación consciente y cómo reaprender a conectar con tus señales de hambre y saciedad.

Cuando das un paso atrás y miras de una forma más amplia, puede que te des cuenta que tu hambre no es el enemigo, pero que sí que es la clave para tener éxito con el tamaño de las porciones.

1. Comienza chequeando con tus señales de hambre y saciedad

Esto es lo más importante.

¿cuando normalmente siente hambre? ¿cómo de lleno estás después de las comidas? ¿estás de verdad saciado o normalmente tienes hambre una hora después de comer?

Conoce tus señales de hambre. Echa un vistazo a tus habitos y tendencias con curiosidad, simplemente tomándote un momento para reflexionar sobre cómo deberías actuar.

Si encuentras que te sientes muy lleno después de las comidas, reduce ligeramente tu porción. Si sientes hambre al poco de haber comido, entonces incrementa el tamaño de tu porción.

Todo depende de tu cuerpo y de tus necesidades personales.

2. Practica la alimentación consciente

Para muchas personas, comer se convierte a menudo comer en una tarea más. Algo que hay que hacer rápido para continuar con nuestro día.

Desafortunadamente, esta forma de ver la comida o la alimentación te lleva a comer de forma inconsciente y automática. Con esto, lo único que hacemos es dejar de experimentar, saborear y apreciar tu comida. Esto también te lleva a comer porciones más grandes de las que necesitas.

Tómate el tiempo para traer un momento de consciencia a tus comidas.

3. Piensa en tu actividad diaria

Tu actividad diaria impacta tus necesidades de energía. ¿Estás constantemente en movimiento? ¿O pasas la mayor parte del tiempo sentado? Cuando más te mueves, más energía necesitas.

Según varía tu movimiento de un día para otro, también lo hará la cantidad de comida que necesitas comer. Siempre asegúrate de reconocer tu movimiento y cómo impacta en tu hambre y tu saciedad.

4. Determina tus fortalezas y debilidades

Todos tenemos fortalezas y debilidades, especialmente cuando hablamos del tamaño de las porciones. Asegúrate de determinar cuales son la tuyas.

Por ejemplo, si sabes que después de cinco horas sin comer nada, no tienes control con tus porciones, intenta no dejar que pase tanto tiempo!! Asegúrate de tomarte un snack que te ayude a aguantar hasta la comida.

5. Utiliza tu plato como guía

Ciertos alimentos y macronutrientes están asociados con porciones más grandes o más pequeñas. Una estupenda forma de utilizar esto en tu beneficio es utilizar esa guía general como punto de partida.

En esta foto encontrarás unas recomendaciones generalizadas para saber cuando de cada componente deberías tener en tu plato. Esto es solo una guía que variará de una persona a otra, pero es una buena forma para comenzar.

¿Cómo lo ponemos en práctica?

Libertad, confidencia y claridad. Esto es exactamente lo que sentirás una vez que te hayas acostumbrado al tamaño de las porciones y te sientas cómodo tomando decisiones diariamente.

Puede llevar un tiempo entrar en la rutina, pero el tiempo y el esfuerzo bien valen la pena.

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